¿Qué tapón? ¿Para qué vino?

Son muchos los factores que debe tener en cuenta una Bodega para realizar un encorchado satisfactorio.
El encorchado es una operación de cierta complejidad pero de la que, sobre todo, depende en gran medida la evolución posterior del vino.

Los factores que intervienen son, como es natural, el vino a embotellar, pero también la botella de vidrio elegida, la máquina embotelladora y el propio tapón de corcho. Nos concentraremos en este último debido a que GLM es fabricante de tapones de corcho.

Hoy en día la elección de un tapón de calidad es cada vez más difícil, porque no sólo hay que tener como criterios de compra su aspecto visual y el precio, sino que otras propiedades que no se ven pero que son aún más importantes que las anteriormente mencionadas (elección por el corchero de la mejor materia prima, reposo en el patio del corcho con tiempos superiores a los indicados por el Systecode, etc. pero como esto es muy largo de explicar se desarrollará en otro artículo)

No obstante y como es fácil suponer hay dos parámetros básicos a tener en cuenta para una elección acertada: las condiciones técnicas del tapón en cada uno de sus tipos y la variedad de vino para el que se destina.

Las propiedades básicas del corcho son las siguientes:

I. Neutralidad, entendida como la capacidad del tapón de no modificar las características visuales y sensoriales del vino. Es cierto que no existen materiales totalmente inertes y el corcho no es una excepción porque es un material natural. Los tapones no deben comunicar gustos ni olores extraños al vino.

II. Durabilidad. El tiempo de conservación previsto para el vino debe ser acorde con la longevidad del tapón. Este tiempo es mayor en un tapón natural por sus especiales propiedades físicas y químicas y menor en tapones técnicos y sintéticos, constituidos por colas alimentarías y polímeros plásticos sujetos a degradación química, fotoquímica y biológica. El tapón elegido debe asegurar que el vino contenido en la botella no va a sufrir una evolución negativa hasta el plazo máximo previsto de conservación del vino.

III. Estanqueidad o Hermeticidad. La superficie de contacto entre vidrio y corcho debe responder a esta característica: el vino no tiene que pasar entre el vidrio y el corcho. Esto sólo se consigue si se tienen en cuenta las siguientes condiciones:

1- Un diámetro adecuado del tapón de corcho. Esta condición debe respetarse al menos para los primeros 45 mm. desde la parte superior del cuello de la botella. En las botellas de vidrio estándar de 0.75 cl. que cumplen la norma UNE 126403 relativa al perfil de boca para cierre con tapón de corcho, este diámetro de tapón es de 24 mm.

Para botellas especiales de mayor capacidad con diámetros en la boca de la botella superiores a 18,5 mm, el diámetro de tapón a emplear se deduce de un sencillo cálculo: Diámetro de tapón = diámetro interno cuello a 3 mm. de profundidad + 6 mm.

2 – El tiempo mínimo necesario para permitir que el tapón de corcho ejerza una presión suficiente sobre el vidrio. La recuperación elástica máxima del tapón se obtiene a las 24 horas del taponado. Por ejemplo, el tapón de plástico presenta tiempos de recuperación elástica instantáneos, pero carece de la capacidad del tapón de corcho natural para adaptarse a las irregularidades del vidrio. Por su parte el tapón de corcho natural es el único que garantiza una débil microoxigenación a lo largo del tiempo, condición imprescindible para una correcta crianza del vino en botella.

Publicado: 15/10/2009 en General

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